El proyecto de educación popular: para la formación del nuevo sujeto y la nueva sociedad.
EL DESAFÍO: LA CONSTRUCCIÓN COLECTIVA. "CONSTRUIR JUNTOS"
¿Cómo logramos la CONSTRUCCIÓN JUNTOS? Conformándonos como colectivo pedagógico escolar-comunitario que reflexione sobre el para qué de la educación en relación con la comunidad a la que aspiramos; el contenido de la educación, es decir el en qué educar para lograr esos fines y por último, el cómo educar, que incida en un proceso de formación de la personalidad del educando y nos conduzca a un proceso de autoformación. Construir juntos supone un proceso colectivo para el diseño, planeación y operación de la tarea cultural-educativa. Implica necesariamente procesos de organización, diálogo, reflexión, acción y convivencia.
¿Qué es lo que necesitamos construir juntos? En los diferentes eventos y encuentros hemos venido avanzando en la definición de transitar hacia la construcción del proyecto de Educación Popular. Para ello requerimos definir primeramente qué entendemos por EDUCACIÓN POPULAR. Podemos partir de la siguiente característica: La educación popular es una relación humana que sólo es posible entre sujetos. Una relación política, dialéctica y dialógica que produce conocimiento para transformar la realidad y para humanizar nuestras condiciones de vida y existencia. Así mismo, una educación popular requiere necesariamente de un Educador Popular, que entre sus características principales se encuentren: ser antes y siempre un EDUCANDO; reconocerse como militante del movimiento; tener el MOVIMIENTO como referencia; saberse un EDUCADOR DEL PUEBLO; ver a los educandos como SERES HUMANOS; ser EJEMPLO de la práctica de VALORES que liberan; ESTUDIAR MUCHO; aprender a educar a través de una COLECTIVIDAD; saber construir el AMBIENTE EDUCATIVO; hacer la ESCUELA DEL PUEBLO; saber hacer de la escuela un lugar de aprender, con forma de pueblo, de utopía, de revolución. Que cada uno de nosotros piense y se responda a sí mismo si ya es un educador así, y si su formación está en este camino.
Avanzar en la construcción de un programa de Educación Popular nos lleva a: a) Pensar en un proyecto de largo plazo planeando las acciones inmediatas que nos encaminen hacia el horizonte pensado. b) Transitar del poder social al poder popular. c) Dar una nueva dimensión a la resistencia popular. d) Transformar y fortalecer los componentes del proceso transformador. (Educador Popular; proyecto popular; fuerza político popular y; nueva dimensión ética). e) Definir las líneas de un programa de construcción-reconstrucción comunitaria y popular antineoliberal.
Algunas sugerencias para organizar la transformación educativa.
Construir el Proyecto Político y Pedagógico Escolar decidiendo colectivamente el camino político, es decir, qué tipo de país y en consecuencia que tipo de ser humano pretende ayudar a desarrollar; y el camino pedagógico, o sea, cuál es nuestra concepción de educación y de escuela que orienta el hacer diario.
Cuatro cuestiones necesitamos responder en esta construcción:
1. La identidad de la escuela: ¿quiénes somos y quiénes queremos ser? ¿Quiénes son nuestros educandos? ¿Quiénes son las familias que integran esta comunidad? Esta reflexión debe desembocar en una toma de decisiones que son de fondo: ¿Somos Militantes del Proyecto Político Sindical? ¿Queremos ser Militantes? ¿Qué nos hace participar en este movimiento? ¿Asumimos el vínculo con el Movimiento? ¿El Proyecto político y pedagógico de nuestra escuela será el proyecto político y pedagógico del Movimiento?
2. Nuestro proyecto de formación humana: ¿Qué ser humano queremos ayudar a formar a través de nuestro trabajo pedagógico? ¿Qué dimensiones de la formación humana pueden ser desarrolladas en una escuela? ¿Qué dimensiones pretende nuestra escuela enfatizar en su intención educativa?
3. Nuestra concepción de escuela: ¿Qué prácticas o situaciones de aprendizaje van a constituir el cotidiano pedagógico de nuestra escuela? ¿Cómo vamos a organizar los tiempos y espacios educativos? ¿Cómo será organizada nuestra colectividad escolar? ¿Cómo será el funcionamiento cotidiano de la escuela? ¿Qué aprendizajes deberán ser enfatizados y de qué forma? ¿Cuáles serán los principales contenidos de enseñanza? ¿Cómo será hecha la evaluación del proceso de formación de cada educando y de cada educador?
4. Nuestro método pedagógico, o del método de actuación de los educadores: ¿Cómo garantizar el movimiento pedagógico cotidiano en nuestra escuela? ¿Qué pedagogías necesitan ser potencializadas en cada tiempo y espacio educativo? ¿Cómo construir diariamente el ambiente educativo de la escuela? ¿Cómo hacer el acompañamiento pedagógico de la colectividad y de cada persona? ¿Cómo garantizar que el Movimiento efectivamente forme parte de este movimiento pedagógico que sucede en la escuela? ¿Cuáles serán los tiempos y espacios de reflexión y de planeación de la actuación pedagógica de los educadores?
¿Cómo hacer para construir nuestro proyecto de formación humana y para concretar nuestra concepción de escuela?
En primer término, orientar la intencionalidad pedagógica hacia la formación de seres humanos que se construyen como sujetos históricos, sociales y políticos dispuestos a la tarea de transformarse y humanizarse en cuanto transforman y humanizan el mundo en que viven; que asumen la identidad de luchadores del pueblo, y de militantes de organizaciones y movimientos sociales con miras a construir una existencia social de dignidad, justicia y felicidad para todos.
Cuáles son algunas de las dimensiones fundamentales del trabajo educativo de la escuela? Las dimensiones son los grandes contenidos del proceso educativo pensado como totalidad.
1. Formación de valores y educación de la sensibilidad. Los valores son principios y convicciones de vida; aquello por lo cual una persona considera que vale la pena vivir. Que en su cotidiano, educandos y educadores recuperen y cultiven valores humanos como la solidaridad, la lealtad, el compañerismo, el espíritu de sacrificio por el bien del colectivo, la libertad, la sobriedad, la belleza, la disciplina, la indignación ante las injusticias sociales y las discriminaciones y prejuicios de todos tipos, el compromiso con la vida, con la tierra y con nuestra identidad.
2. Cultivo de la memoria y aprendizaje de la historia. La historia se hace proyectando el futuro a partir de las lecciones del pasado cultivadas en el presente. Y no hay forma de mantenerse como luchador del pueblo sin una perspectiva histórica.
3. Producción de conocimientos humanamente significativos. Necesitamos de una ciencia que nos ayude a disminuir la miseria humana (Bretch); que dé al pueblo herramientas de liberación de su opresión (Paulo Freire); que sea un modo de resolver nuestros problemas de ser humano (José Martí). Se precisa desarrollar el valor de la apropiación y producción seria de conocimientos; hacer de los problemas de la realidad la base de la producción de estos conocimientos; que construyan, colectivamente, métodos de enseñanza que garanticen el aprendizaje, no sólo de los conocimientos en sí mismos, sino la forma de producirlos y un modo capaz de aprender la complejidad cada vez mayor de las cuestiones de la realidad (local, nacional, mundial, global) en que vivimos.
4. Formación para el trabajo. Las personas se humanizan o se deshumanizan, se educan o se deseducan a través del trabajo y de las relaciones sociales que establecen entre sí en el proceso de producción material de su existencia. Con nuestro Proyecto Democrático de Educación y Cultura, estamos intentando construir un nuevo sentido para el trabajo, nuevas relaciones de producción y de apropiación de los resultados del trabajo; una experiencia que comienza en nuestras Escuelas Integrales de Educación Básica, en la propuesta de lecto-escritura, en los Centros para el Desarrollo de la Creatividad, la Cultura, el Arte y el Deporte, en la Alfabetización Popular, en la promotoras del poder popular, y los demás programas..
5. Formación organizativa. El sentirse o saberse parte de una colectividad, comprendiendo que la fuerza social y política de las acciones de una persona está en la fuerza organizativa de su colectivo, y al mismo tiempo que la fuerza del colectivo está en la actuación de cada persona, es ahí la base de la formación de lo que llamamos conciencia organizativa. A partir de ahí la intención pedagógica del Movimiento puede llevar (o puede consolidar) el aprendizaje más profundo de una posición ante la vida, del mundo. Ante una situación-problema es necesario organizarse y actuar reflexivamente para resolverla; en vez de inmovilismo, organización y acción!
6. Formación económica. Una de las dimensiones de la lucha del movimiento es la inserción de los militantes en nuevos procesos económicos, o nuevas relaciones sociales de producción, distribución y apropiación de bienes y servicios necesarios para el desarrollo humano. Se trata de desarrollar la capacidad de comprensión y de inserción activa en procesos económicos más complejos, y que exigen una visión de sistema, o sea, un raciocinio capaz de percibir relaciones y de tener visión de conjunto; capaz de anticiparse a los problemas por el análisis de las implicaciones a mediano y a largo plazo de cada acción o decisión que se tome.
7. Formación política e ideológica. El Movimiento tiene un objetivo político bien definido: quiere ayudar a construir el Proyecto Alternativo de Nación, un país sin explotación, sin marginación ni exclusión, un país justo, soberano y democrático. El Movimiento se propone educar seres humanos que también sean militantes de la causa de la transformación del mundo, ello implica conciencia política y firmeza ideológica. Conciencia política que nos exige participar de las luchas sociales por un mundo mejor. Firmeza ideológica como claridad y defensa intransigente de los intereses de clase y de la organización, ante cualquier situación o embate. Juntas, combinan valores, convicciones, sentimientos, identidad colectiva, con un conocimiento profundo de la realidad en que se vive, sus relaciones y su movimiento histórico. Y con una actitud permanente de crítica y autocrítica, de apertura a lo nuevo.
8. Formación para lo lúdico. Uno de los aprendizajes de quien participa en el Movimiento es mezclar la dureza de la lucha por la defensa de los derechos sociales, con la capacidad de jugar, de divertirse, de mirar la vida de una forma menos dramática. Aprender a celebrar, a convivir, a jugar, también ante las derrotas que la dinámica de la vida de los integrantes del movimiento nos impone. Combinar mística, utopía y alegría de vivir para volver más ligera la elección de ser un luchador del pueblo, de vida entera.
9. Cuidado con la tierra y con la vida. El Movimiento considera como sus principales compromisos con el cuidado de la tierra y con la vida: Amar y preservar la tierra y los seres de la naturaleza; Perfeccionar nuestros conocimientos sobre la naturaleza y la agricultura orgánica; Producir alimentos para eliminar el hambre de la humanidad y evitar la monocultura y el uso de agrotóxicos; Preservar la vegetación existente y reforestar nuevas áreas; Cuidar los mantos acuíferos, ríos, presas y lagos y luchar contra la privatización del agua; Embellecer las escuelas y las comunidades, plantando flores, hierbas medicinales, hortalizas, huertos y árboles; Tratar adecuadamente los deshechos y combatir cualquier práctica de contaminación y de agresión al medio ambiente; Practicar la solidaridad y rebelarse contra cualquier injusticia, agresión y explotación contra la persona, la comunidad y la naturaleza; Luchar contra las medidas neoliberales para que todos puedan tener asegurada su sobrevivencia humana (salud, vivienda, educación alimentación, empleo y recreación).
Las prácticas que pueden constituir el cotidiano pedagógico de la escuela implementando situaciones de aprendizajes diversos, capaces de hacer notar la complejidad del proceso de formación humana que pretendemos. Es importante pensar en un conjunto de prácticas entrelazadas que puedan garantizar más fácilmente esta formación multidimensional, que esté en sintonía permanente con el movimiento de la realidad y con el proceso de formación de sus educandos. Se precisa pues pensar el proceso educativo desde la planeación de las prácticas en el estudio académico, en los talleres, en la incorporación del trabajo y la producción, en la gestión colectiva comunitaria, en las actividades artísticas, deportivas y culturales comunitarias, en la participación en las acciones del movimiento fuera de la escuela, en la lucha y de manera especial, la sistematización de las prácticas.
Ubicar las dimensiones y los elementos que las conforman puede ayudarnos en la elaboración de nuestro plan de transformación escolar-comunitario.
* No olvidar que en el proceso de planeación participativa comunitaria, es obligado incorporar como tarea primera la elaboración del diagnóstico a partir del cual, atender lo más urgente en cuanto a aspectos a resolver o a fortalecer, así como saber con qué y con quiénes contamos; qué es lo que tenemos que generar y en quién nos podemos apoyar. La columna que presenta los elementos que conforman las dimensiones puede ser el punto de partida para el diagnóstico.