El Proyecto Político Cultural de la Soberanía Nacional y del Buen Vivir

Para alcanzar un programa del Buen Vivir ―en un sentido popular―, se requiere restituir la soberanía comunitaria-ciudadana y democrática, como parte de una cultura y capacidad organizativa de los trabajadores y los pueblos para estructurar un nuevo orden social. Con trabajadores y pueblo opinando, decidiendo y controlando, podemos refundar la nación y hacer florecer las iniciativas y creatividad populares.Se trata deestructurar las redes de comunidades, colectivos y asambleas como nueva forma de acción política, económica y cultural.

La conquista de un nuevo gobierno y un nuevo régimen democrático popular puede ser posible con base en una democracia participativa y protagónica, en un sistema asambleario y una extensa red de consejos comunales y populares, que partan de los problemas urgentes, las motivaciones y los elementos dinamizadores de los trabajadores y los pueblos en los niveles nacional, estatal, municipal y comunitario.

Este proceso organizativo, con sus múltiples articulaciones e interrelaciones, debe desembocar en un Congreso Ciudadano Popular donde se trace el Programa de Desarrollo Económico Productivo Social y Humano para nuestro México. El nuevo rol protagónico y participativo de la fuerza social ha de ser instituido en una Nueva Constituyente donde se establezca una República Multinacional, Multicultural y Plurilingüe, dividida en cuatro poderes: 1) El poder Social (como expresión de la democracia directa protagónica), 2) el poder Ejecutivo, 3) el poder Legislativo y 4) el poder Judicial. Las bases del nuevo Proyecto de Nación serán los amplios recursos naturales del país, su ubicación geoestratégica, la iniciativa, creatividad y capacidad laboral de su gente, articulados en una lógica de desarrollo endógeno, social y solidario.

Todos los mexicanos tenemos derecho al buen vivir, como lo decían nuestros antepasados en tiempos prehispánicos; en armonía con los desarrollos ecológicos y respetuosos de la naturaleza. Es necesario cultivar las facultades para ejercer el control soberano de nuestros recursos naturales (tanto energéticos como la infraestructura productiva para una nueva y justa distribución de la riqueza), para defender nuestro territorio, para desarrollar las capacidades laborales y el uso racional de la ciencia y la tecnología, para recuperar y reconstruir cotidianamente la identidad y la memoria histórica.

Ahora bien, los objetivos del Proyecto Político-Cultural de la Soberanía Nacional y del Buen Vivir se resumen en los siguientes puntos:

ü El buen producir. Una cultura del amor al trabajo es necesaria para la satisfacción plena de las necesidades de los pueblos. Hemos de aspirar al uso racional de recursos, a la generación de energías alternativas limpias, superando la lógica de la plusvalía, la ganancia, acabando con la usura, la explotación y el parasitismo. A partir de conceptos como la propiedad pública social se podrá asegurar el empleo, salario y las bases materiales para un desarrollo nacional digno.

ü La buena alimentación (completa y nutritiva). Nuestros ciudadanos padecen sobrepeso, diabetes, problemas cardiovasculares, cánceres e hipertensión, resultado del consumo de comida chatarra, de alimentos insalubres, transgénicos o plagados de agrotóxicos, de conservadores, colorantes y texturizantes artificiales. Para vivir sanos y fuertes se requiere que recuperemos nuestros campos (explotados por el Tratado de Libre Comercio) y que ejerzamos una verdadera soberanía agroalimentaria.

ü Tenemos derecho a la buena salud. De tal manera que se conjuguen los conocimientos ancestrales y los avances de la medicina actual en un servicio disponible para todos los ciudadanos.

ü El buen abasto popular. Para distribuir equitativamente los bienes se requiere una planeación científica y democrática de la producción, cuyo objetivo rompa la lógica del consumismo, despilfarro y avaricia (hoy representada en los consorcios que se están adueñando del país).

ü El buen retiro. Es un derecho negado a la gran mayoría de nuestros adultos mayores. Los servicios médicos son cada vez más escasos y precarios ―igual que con la alimentación y la vivienda―, sus ingresos pensionarios son raquíticos por el congelamiento de sus jubilaciones, aún cuando se tienen los recursos necesarios para erradicar esta lamentable situación.

ü La buena educación pública gratuita, científica e integral. Debe asegurarse el pleno desarrollo físico, cognitivo, lingüístico y cultural de nuestros niños y jóvenes. Una buena educación integral, formadora de individuos coherentes y completos es base de una sociedad de ciudadanos libres, de juicio crítico y pensamiento democrático.

ü La buena vida sindical. Es decir, democrática, autónoma y representativa de la clase trabajadora. Se proponen sindicatos plenamente independientes del Estado y de sus partidos políticos; restituir a los maestros de México el derecho de hacernos cargo de forma democrática del SNTE

ü El buen uso de la ciencia (así como de su aplicación tecnológica). Es indispensable para todos los pueblos el fomento y el ejercicio del conocimiento científico, no sólo para conocer el mundo que nos rodea, sino para elaborar propuestas de fuentes alternativas de alimentos, combustibles y productos médicos al alcance de todos.

ü La buena cultura, la buena costumbre y las buenas relaciones sociales. El apartado social de nuestra constitución asegura el carácter multicultural de la nación mexicana, en su articulado se sustentan los derechos humanos, laborales y las garantías individuales, desde las cuales hemos de construir un nuevo proyecto político cultural para hacernos cargo del rumbo de nuestro México.

ü El buen gobierno. Modelo obtenido de los consejos comunitarios y los gobiernos populares, al que se le demanda asumir con dignidad la voluntad y soberanía popular. Este se hace desde la libre militancia, desde la democracia de las asambleas de barrio, colonias y centros de trabajo. Se madura desde la organización consciente de todo el pueblo. La soberanía popular, como el buen ejercicio asambleario, restituye el poder social al pueblo.

Para los trabajadores de la educación de México, estudiantes, padres de familia y pueblos, es indispensable preservar el derecho social a la educación pública gratuita, científica e integral, que contribuya a la formación del sujeto, consciente de su realidad y transformador de la misma. Por ello, el proceso del PNAEC ha de corresponder siempre a la formación del sujeto mexicano de la transformación nacional. 

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