Método de trabajo y organización popular

Movimiento de los Trabajadores Rurales,

Sin Tierra (MST) - Brasil, Sector Nacional de Formación.

Prólogo a la edición en español, Adelar João Pizetta,

La fuerza de cualquier organización está en la construcción colectiva, la cual se relaciona con múltiples factores, a partir de una realidad determinada, concreta. Entre ellos podemos destacar dos que consideramos claves: por un lado, la cuestión de la formación de la conciencia, de la organicidad de sus miembros y, por otro, la capacidad de movilización y lucha -las verdaderas parteras de las transformaciones. La fuerza del pueblo está, justamente, en su organización y su lucha.

Pero la fuerza también reside en la claridad de sus objetivos, tanto inmediatos como estratégicos, pues es en función de ellos que se construye la estructura orgánica y se definen las tácticas y estrategias de lucha. Estos objetivos, además, sirven de orientación para todo el proceso de formación que se desarrolla en su interior. A lo cual podemos agregar que la fuerza también está en los valores humanistas y socialistas que cultiva y propaga la organización. La fuerza está en los principios éticos y morales revolucionarios, está en la afectividad y solidaridad con otros sectores sociales, en la capacidad de alianzas con otras fuerzas en lucha. Sin embargo, toda esa fuerza debe ser construida tanto desde el punto de vista de la elaboración teórica, como desde el punto de vista práctico.

Vivimos en una sociedad que prácticamente separó dos aspectos que deben, desde nuestro punto de vista, ser una unidad dialéctica. Nos referimos a la separación entre los que piensan, dirigen y entre los que hacen, ejecutan.

La separación entre el trabajo intelectual y el trabajo manual. No podemos repetir esa práctica en las organizaciones que buscamos la transformación de la sociedad.

Entonces, buscando cada vez más la superación de esa dicotomía, es que el Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra -MST- siempre se ha preocupado en articular las dos esferas. Por eso, para nuestro movimiento el estudio es fundamental. La apropiación del conocimiento científico, de las experiencias históricas, de las estrategias de lucha, de organización y también la formación política, son condiciones esenciales para el avance de una organización en la cual sus miembros se transforman en sujetos políticos con capacidad de pensar, de elaborar, de hacer.

Con esta preocupación el MST fue elaborando herramientas metodológicas en diferentes momentos, que terminaron siendo editadas en este libro, con el fin de que los militantes pudieran llevar adelante tareas organizativas al tiempo que se fueran formando en ese proceso.

De ahí la importancia del método, del modo, de la manera como se hace, como se aprende a hacer - haciendo. El método es algo dinámico que va siendo elaborado e implementado por una organización y por sus militantes, para enfrentar y superar desafíos que surgen en la realidad; para superar las contradicciones inherentes a cualquier proceso de lucha. En este sentido, no existe un único método y no existe un método eterno, que dure para siempre. El método no es una receta mágica. Exige creatividad, esfuerzo colectivo, osadía para crear algo nuevo. Lo que sí permanece son los principios organizativos; aunque también ellos necesitan ser actualizados, reelaborados, de acuerdo a las situaciones y condiciones históricas.

Es decir, varias de las herramientas que constan en esta publicación fueron redirigidas y repensadas en su momento, para dar cuenta de los desafíos específicos de una realidad determinada. Por eso, nunca pueden ser interpretadas como receta, como algo que se aplica mecánicamente a cualquier realidad. Sin embargo, sirven como ejemplo de experiencias, de prácticas que fueron reales en determinados momentos de la organización y que pueden servir de orientaciones, de auxilio, para que en otros momentos y realidades se pueda continuar elaborando e implementando un método organizativo y de trabajo popular que dé cuenta de los desafíos que necesitan ser superados.

De manera un tanto general, hemos diferenciado en nuestra organización distintos niveles de actuación, de comprensión y de participación de sus integrantes. No obstante, la gran preocupación debe ser la de buscar y garantizar al máximo la participación de todos los involucrados en el proceso; como forma de constituirse, en los hechos, en sujetos políticos de la transformación.

Cuando hablamos de masa, nos estamos refiriendo al conjunto de los trabajadores y trabajadoras que están siendo explotados, que se encuentran dispersos y sin organización que los vincule a una estrategia de superación de sus dificultades. Por ejemplo: todos los y las trabajadoras Sin Tierra son parte de la masa de trabajadores que trabajan la tierra pero que no la poseen, y que por esa razón son explotados en su proceso de trabajo.

Cuando estos trabajadores son incorporados por algún trabajo de base -trabajo popular que busca la articulación con el fin de luchar por la conquista de sus derechos- el grupo que se mueve, que se junta en la lucha y construye organización, se transforma en base. O sea, la base es aquella parte de la clase explotada (masa) que decide y se dispone a dar sustento a un proceso de cambio interno y externo, propio y de la realidad en la cual actúa. Y que decide hacerlo a través de la organización y de las luchas colectivas y políticas. Es la parte del pueblo que toma conciencia de la opresión y participa activamente de un proceso de construcción de nuevas alternativas, de superación de su condición; y lo hace articulada y colectivamente. Para ser base de una organización, no basta simplemente estar en ella. Es necesario estar participando.

Es en ese proceso de trabajo de base y de lucha concreta, que surgen los líderes y los militantes. El líder aparece en las acciones concretas como alguien que está en el medio de la masa y toma la iniciativa, aporta sugerencias, demuestra determinación y coraje, accede a más información que las demás personas de su grupo; y aun compartiendo dicha información, entiende más rápido los conflictos y todo lo que está pasando y expresa públicamente aquello que a muchos les gustaría decir (y no lo hacen por no conseguir elaborar un discurso, o a veces por falta de coraje para hacerlo).

La mayoría de los líderes llegan a ser militantes. Éstos adquieren un nivel de entendimiento, de experiencia personal que, a través del conocimiento de la realidad de un espacio determinado (territorio), despierta y contagia a los demás para comprender esa realidad. Organiza y acompaña a esas personas en la lucha cotidiana por resolver sus problemas, articulando esa lucha específica con las luchas más generales contra las injusticias cometidas contra toda la clase trabajadora.

El militante se mueve por una pasión que articula la indignación contra las injusticias y la ternura por todas las personas que son parte en este proceso de lucha. El militante aprende a equilibrar las emociones de rebeldía e indignación con las ideas. Descubre que razón y corazón están interrelacionados y, por lo tanto, que las ideas no sobreviven sin los sentimientos.

El militante es aquel que invita, que motiva, que se encuentra con otros, que hace el trabajo de base, que se anima y participa activamente de la lucha; siempre dando el ejemplo de superación. Explica con claridad y paciencia al resto las decisiones y direccionamientos que van surgiendo, y busca, a través del método de trabajo, dar vida a las ideas que fueron construidas colectivamente.

Se empeña en buscar siempre la verdad, utilizando métodos de investigación y de análisis que puedan aportar a la interpretación de las contradicciones, vinculándolas con otros procesos, en una visión de totalidady objetividad.

La actuación de los militantes es fundamental para el sustento y continuidad del trabajo de base; tanto para nuevos desafíos en la lucha, como para el fortalecimiento de la organización y la elevación del nivel de conciencia de las personas que participan de la organización.

Cuantos más militantes forje una organización, mayor capacidad de movilización, de lucha y de formación adquiere.

Muchos militantes pueden, y deben, volverse dirigentes o referentes. En términos generales, el dirigente o referente es el militante que alcanzó un mayor nivel de desarrollo intelectual, y también de experiencias prácticas que permite que asuma responsabilidades y funciones mayores en la organización. Dirigir un grupo, un movimiento, no es tarea fácil, y por eso los dirigentes deben forjarse y formarse en la propia lucha.

El dirigente o referente no es aquel que manda, sino aquel que colectivamente dirige el movimiento. La dirección siempre debe ser colectiva, aunque las responsabilidades y las tareas sean individuales. Articula la actuación de los militantes a partir de un plan de trabajo, con distribución de tareas y responsabilidades, con evaluaciones periódicas. Tiene claro los objetivos que se quieren alcanzar en cualquier momento de la lucha. Domina los principios organizativos del movimiento y los incorpora en su praxis política. Dedica tiempo al estudio, al conocimiento de la realidad, de la historia; e incorpora estrategias de acción colectiva para intervenir en esa realidad que necesita ser transformada. Utiliza la pedagogía del ejemplo, vivenciando y practicando cotidianamente los nuevos valores y comportamientos éticos ymorales adecuados, como forma de que los militantes y la base vayan aprendiendo a vivenciar y a construir nuevas relaciones entre las personas.

El principal instrumento de su actuación política es la firmeza ideológica y los principios, la claridad política para relacionarse con otras fuerzas y organizaciones, buscando hacer alianzas para enfrentar a los enemigos de clase. Se caracteriza por la coherencia entre lo que dice y lo que hace. Posee un vínculo directo con la base a través de la organicidad del movimiento. En fin, posee características que van siendo desarrolladas en el proceso de lucha específica de cada organización. En otras palabras, la organización hace al dirigente y el dirigente hace a la organización.

Por lo tanto, vemos cómo se articulan entre sí esos diferentes niveles de conciencia, de experiencia individual y colectiva, de determinación y responsabilidades, de entendimiento y habilidades. Nada existe por separado, pues no existe base organizada sin militantes, sin líderes que animan, que articulan y organizan las luchas. Así como tampoco existe dirigente o referente separado de las personas, de las bases, que necesitan una guía segura y clara para luchar y organizarse; buscando la superación tanto de sus demandas específicas, como de las demandas de la clase.

Forjar militantes y dirigentes en el proceso de movilizacióny organización de las masas, es uno de los grandes desafíos de este momento histórico.

Ser creativos, innovar, forjar nuevos métodos participativos, es condición importante para avanzar en los procesos organizativos.

Formar nuevos dirigentes y militantes, elevar el nivel de conocimiento y de conciencia de la base son condiciones esenciales para el enfrentamiento en la lucha de clases.

Fortalecer la lucha de clases con conciencia, con capacidad de organización y de lucha, con la vivencia de nuevos valores y comportamientos, con claridad en los rumbos a seguir y en el horizonte a construir teniendo como perspectiva la transformación de la realidad y de las personas, debe ser una de las grandes preocupaciones actuales.

Por último, el método tiene que ver con el camino. Éste se hace al andar, como ya dijo el poeta. La cuestión principal, por lo tanto, es iniciar la caminata. Sólo se avanza tomando la decisión de salir de la condición en la que se está a través de las acciones colectivas, abriendo las veredas, los caminos que nos conducen a la nueva sociedad.

Todo lo expuesto en este libro debe servir de guía, de estímulo, de experiencia y referencia de lo que ya se construyó. La realidad está en permanente movimiento y constantemente nos plantea nuevas cuestiones que necesitamos interpretar y enfrentar para avanzar en el proceso de lucha por la emancipación de la clase trabajadora.

Es necesario tener la convicción de que la clase trabajadora puede ser "arquitecta de su destino". Para eso, tendrá que decidir y tomar en sus manos los rumbos de la historia.

Si las circunstancias en este momento histórico son adversas y estamos ante un reflujo del movimiento de masas, debemos aportar para que las condiciones históricas mejoren y nos preparemos para el ascenso del movimiento de masas, con posibilidades efectivas de llevar adelante los cambios y transformaciones necesarias para la liberación de los trabajadores.

Como ya dijo uno de los grandes maestros de los trabajadores: "la emancipación de la clase obrera será obra de la propia clase, o no habrá emancipación". Creemos que este libro puede contribuir a ese proceso. No, como ya dijimos, sirviendo de receta; sino como ideas, prácticas y referencias que pueden servir de luz para los procesos en marcha en otros países y organizaciones sociales y políticas.

Hacer es la mejor forma de decir, ya lo dijo el revolucionario latinoamericano. Por lo tanto, hagamos nuestra propia experiencia y que ésta sea la voz, el mensaje, el legado que dejemos a los que vengan después de nosotros.

La historia continúa, porque la lucha del pueblo que la mueve está siendo construida cada vez con mayor intensidad. Preparémonos para llevar adelante y conquistar las transformaciones necesarias para avanzar hacia una sociedad de hombres y mujeres libres.

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