Relación Escuela - Trabajo (EIEB)
En la actualidad en las escuelas se efectúa un trabajo única y exclusivamente áulico y en raras ocasiones escolar, entendiéndose éste como reuniones para organizar algún evento cívico, social o cultural. Como consecuencia de ello en las comunidades se considera a las escuelas como centros que solamente cumplen su jornada escolar en la que enseñan a leer, a escribir y a realizar operaciones matemáticas elementales que les sirvan a los alumnos para incorporarse al mercado laboral como mano de obra barata o para medio sobrevivir de braceros en los Estados Unidos. Este sólo es uno de los muchos conceptos que se tienen en nuestra sociedad de la escuela y del trabajo que en ella se realiza.
El trabajo como principio educativo se vuelve eje central de este nuevo proyecto, para la construcción de nuevas relaciones sociales que tienen el objetivo de hacer la ruptura con la relación capital-trabajo, y buscar así la superación de la dominación, en función de la emancipación humana.
El hombre se vuelve un ser activo y creador a través del trabajo, comprendido como la producción material y espiritual de la existencia. Es decir, la transformación de la naturaleza a través del trabajo no está apartada de la transformación del hombre mismo.
Con el trabajo se educa para las relaciones sociales, para la superación de los conflictos y las contradicciones que se han puesto por la sociedad capitalista. En este sentido, tenemos que rescatar el trabajo como valor social y no sólo como valor de cambio, como acumulación de capital.
Ello nos lleva a incluir en el proyecto educativo, la formación en el trabajo productivo a partir del establecimiento de parcelas y huertos escolares, los viveros comunitarios, la granja escolar, las hortalizas, las flores de ornato, la herbolaria, las pequeñas industrias para el procesamiento y transformación de materias primas como lácteos, panadería, pastelería, alfarería, costura, reciclado de desechos, etc. no como una actividad laboral solamente, sino como una acción generadora de nuevos conocimientos y técnicas para la producción en el autoconsumo.
La participación de la comunidad en la educación para el trabajo es fundamental; deben estar involucrados educadores, educandos, padres de familia y la comunidad en general. Los conocimientos, saberes, habilidades y destrezas con que se cuenta, deben ser aprovechados por la escuela en el establecimiento de talleres, cursos, conferencias, en los que se socialice y se enriquezca la propia colectividad. En este sentido, la escuela se abre a la comunidad como espacio de aportación y apropiación de conocimientos.
La organización del proceso educativo contemplará actividades comunitarias de mejoramiento del medio escolar y social, como la limpieza, la alimentación, la medicina natural alternativa, los primeros auxilios, etc., recuperando la faena o el tequio comunitario como elemento que cohesiona, que da identidad, que fortalece las raíces que fortalece el desarrollo comunitario. El trabajo colectivo consolida el sentido de responsabilidad, de disciplina y el reconocimiento del valor social del trabajo.
Con la incorporación de los proyectos productivos en la escuela y la comunidad, es posible desarrollar nuevas formas de producción y consumo de los satisfactores básicos, con las cuales sea posible establecer intercambios entre las diferentes escuelas y potenciar una producción que tome en cuenta las características geoeconómicas de cada comunidad.
De manera inicial se plantea desarrollar proyectos que resuelvan la autosuficiencia en materia de alimentación y de vestido, no dejando de lado la vivienda, la salud, la educación y la cultura.
Desde las escuelas experiementales, este proceso puede desarrollarse a partir de la organización de la comunidad y del reconocimiento de la necesidad de involucrarse en un proceso de producción de dichos satisfactores. El educador tiene la responsabilidad de concientizar a la comunidad sobre la importancia que tiene el poner al servicio de la colectividad lo que cada individuo posee.
En las escuelas experimentales integrales entendemos que todos son en determinado momento educandos y/o educadores; no hay una posición fija. En este sentido, todo el personal de la escuela, así como los alumnos y padres de familia acompañarán y se involucrarán en los procesos de adquisición de saberes teóricos y prácticos y en los procesos de producción, haciendo una revisión y revaloración de los aspectos manuales e intelectuales desarrollados en las actividades y la importancia de la vinculación de ambos en la formación integral del sujeto.
Es muy importante iniciar la batalla intensa por el trabajo, con responsabilidad, entusiasmo, iniciativa, convicción y colectividad, entendida ésta como la organización entre maestros, alumnos, padres de familia y la comunidad en general.