Los Criterios de la Verdad. Artículo, 2011.

Dr. Luis Ignacio Hernández Iriberri.

"Espacio Geográfico", Revista Electrónica

de Geografía Teórica.

https://espacio-geografico.over-blog.es/

La Tierra, 1 (jN,lW); 28 abr 11.

El saber científico es el único depositario de la verdad, y de ahí su exigencia, su rigor, pues nada puede afirmarse como verdadero así nada más a la ligera, ni lo que aparece claro al sentido común ni lo que sea por demás evidente, y, en consecuencia, la poca comprensión que de ella tiene el común de la gente.

La ciencia no tiene de antemano la explicación para todo, la explicación de cualquier cosa, supondrá antes su investigación, a fin de demostrar su veracidad o no. Hay, por supuesto una infinidad de fenómenos para los que la ciencia no tiene explicación; pero no tiene explicación aún, y, esto es, que, como consecuencia de la investigación que se haga de ellos, algún día la tendrá. Esos fenómenos inexplicados aún por la ciencia, suelen tener su solución en el pensamiento mágico, místico, esotérico, metafísico. Y en cuanto se encuentra la respuesta científica, cuando finalmente tiene una explicación verdadera, salen de ahí y pasan al saber científico.

En ese sentido, la categoría de explicación, en la ciencia, adquiere una enorme importancia, pues ésta está asociada, ya al conocimiento posiblemente verdadero dado en una versión hipotética, o bien en el conocimiento ya demostrado como tal, formando parte de una teoría verdadera.

De ahí que el concepto de la verdad, sea de esencial importancia entenderlo por todo aquel que se ha de dedicar a la ciencia. Así, cuando la ciencia se entiende como el conocimiento de la realidad formada ésta por el mundo de los objetos materiales fuera de nuestro pensamiento, dicho conocimiento opera a manera de un reflejo de esa realidad en nuestro pensamiento, en forma de conceptos e ideas. En consecuencia, el conocimiento verdadero de la realidad, corresponderá a aquel reflejo lo más fiel acerca de la esencia de la misma en el pensamiento. Ello no será posible nunca del todo, nuestro conocimiento de la realidad siempre será incompleto, no sólo algo escapará a nuestra percepción, sino que una vez pensada esa realidad, ésta ya ha cambiado, e iremos siempre tras ella tratando de entender su vastedad infinita. A este conocimiento se le conoce como conocimiento objetivo, en tanto parte de los objetos materiales de la realidad fuera del pensamiento.

Ahora, cuanto más objetivo sea, tanto más se aproximará, en consecuencia, al conocimiento verdadero. La ciencia, pues, responde al conocimiento, en tanto conocimiento objetivo, de lo cual deriva que como conocimiento verdadero, corresponderá a la verdad objetiva. Todo otro saber no científico, que no se ciña a las reglas y métodos de ésta, podrá proporcionar sus propias explicaciones de la realidad, pero con la diferencia de que, en este caso, lo hará tanto más alejada de la objetividad, y en esa proporción, tanto más subjetivamente; es decir, tanto más dependiendo del las ideas, que de los hechos dados; y en ese sentido, ese conocimiento elaborado en las puras ideas no podrá estar apegado a la verdad, sino por casualidad. En todo caso, en una consideración muy filosófica, podríamos decir que será poseedor de la verdad, pero en su forma subjetiva; es decir, a capricho de las ideas, y no de lo que objetivamente es. Así, si bien filosóficamente podemos considerar la "verdad subjetiva", ésta, en realidad, no será verdadera, en tanto no será objetiva; esto es, en tanto no corresponderá a la explicación lo más fiel u objetiva de la realidad.

Presupondremos, entonces, a la verdad, siempre como la verdad objetiva (la "verdad" subjetiva, no es en realidad, sino un eufemismo). Y así, teniendo la ciencia el propósito de explicar la verdad, la condición primera de toda condición para que tal explicación sea verdadera, es que sea objetiva.

Pero la objetividad es sólo apenas el primero de cinco criterios esenciales acerca de la verdad. La explicación, ha de tener, además, como condición esencial, el atenerse a la relación causal correcta; esto es, encontrar la causa del fenómeno, y que ésta no se confundan en un momento dado con el efecto.

Luego, un tercer criterio de la verdad, está en que el establecimiento del conocimiento verdadero, debe hacerse con apego a las leyes y reglas de la lógica (tanto formal, como dialéctica), y esto en su forma más esencial, quiere decir que la verdad debe establecerse mediante un procedimiento hipotético-deductivo. Toda propuesta que se salga de esta consideración, podrá ser válida en términos de un saber dado cualquiera, pero no del saber científico; que, como se entenderá, no es otro que el del método científico de la modernidad, es decir, el método iniciado por Galileo y Kepler, y teorizado por Bacon y Descartes, e inmediatamente desarrollado por Locke y Spinoza, et sig; el método científico, pues, ilustrado.

De este modo, una consecuencia es que un criterio más de la verdad, el cuarto criterio, será el que sea corroborable en la práctica histórico-social. La práctica histórico-social, no se refiere exclusivamente al tiempo histórico, a la historia como el pasado, sino incluso al experimento fundamental que en un momento dado se hace en la demostración, así como a la historicidad social proyectada a futuro. El conocimiento verdadero, entonces, debe explicarse tanto con el argumento histórico entendido como lo verificable en el pasado como la experiencia dada, como con la predicción científica.

Y el quinto y último criterio básico de la verdad, es precisamente esa capacidad de la predicción científica. Este criterio es tan esencial, que puede decirse que el fin del conocimiento científico no tiene más propósito esencial que éste. Predecir con fundamento científico los acontecimientos, no sólo es una manera de comprobar la veracidad, sino la finalidad más útil de la ciencia, en tanto permite a la sociedad avanzar con certidumbre a la luz de su conocimiento.

Todo lo que se salga o excluya estos cinco criterios esenciales de la verdad, no será más que una ataque a la ciencia y, por lo tanto, fruslería destinada a confundir. Quien desee hacer ciencia, con todo su rigor, primero debe experimentar la investigación poniendo a prueba los criterios de la verdad dominando amplia y correctamente el método científico de la modernidad, entonces, y sólo entonces, podrá hacer cualquier consideración crítica. Hasta ahora, no ha sido así. La crítica al método científico de la modernidad, se ha hecho sólo desde la arbitrariedad subjetivista, y quien la ha aceptado, la más de las veces lo ha hecho desconociendo en esencia qué es la ciencia, el método científico, y el conocimiento verdadero.

Todas las consideraciones hechas en este artículo, serán fundamentales en adelante, para poder entender el hacer de la geografía en el criterio del conocimiento científico. Y en próximos artículos analizaremos el desarrollo de la Geografía como ciencia, a partir de mediados del siglo XIX, en que fue creado el método dialéctico materialista, con el cual acabó de entenderse la esencialidad de ese proceso metodológico hipotético-deductivo.

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